miércoles, 16 de noviembre de 2011

SENTADO FRENTE A LA CHIMENEA

Sentado frente a la chimenea
tocas el violín.
En la sala no hay más luz
que la de las brasas
a punto de apagarse
y la del resplandor de la luna
asomado a la ventana.
La noche y el alba ya se abrazan,
las sombras agonizan
y la luz crepuscular renace.
Junto al fuego,
te he encontrado
esta noche de luna,
estas raras horas
de estrellas encendidas.
El viento enturbia
los alrededores de la casa,
juega con los árboles frutales,
golpea los cristales.
Permaneces junto a la chimenea,
te contemplo desde el peldaño
último de la escalera,
empiezas por decirme tu nombre,
después me hablas de tu pasado,
más tarde, leyendo versos,
estoy a tu lado.
En la sala no hay más ruido
que la tenue melodía
suave y dulce del violín.

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